Creatividad pensamiento lateral mapas mentales

Desde Edison hasta Procter & Gamble

Han pensado como se generaba la innovación antes y como es que se hace hoy en día?

Coloquemos una fecha a la palabra “antes” para ser más precisos: 1879. Una persona, llamada Edison, o señor X si así se quiere para no fallar en la historia, tiene una idea y comienza a preparar un marco teórico para la misma, elabora un prototipo, obtiene un par de patentes y comienza a convencer a personas para que inviertan en la misma. O simplemente, utiliza sus ahorros para comenzar a desarrollarla. Su motivación, su objetivo, es tanto económico como idealista, ese ideal de querer hacer mejor al mundo, de brindarle a las personas un mejor vivir.

Hoy en día, una empresa X (como puede ser Procter & Gamble, Boeing o cualquier otra) tiene a un grupo de personas elaborando investigaciones, generando ideas sobre cómo puede ampliar su cartera de productos (o mejorar alguno ya existente). Para esto, los contrata y les solicita que trabajen para ellos a cambio de dinero y reconocimiento más o menos público, si su invento es fenomenal. Utiliza su capital de inversión para comercializar los productos que el equipo ejecutivo de la empresa considere, dentro de un presupuesto asignado previamente para este fin. Su motivación, es puramente económica.

(Está bien, si tomamos en cuenta la misión de varias empresas y algunas organizaciones filantrópicas, puedo equivocarme al generalizar. Pero denme el gusto y quitemos esto de la ecuación sin que tenga que explicarles el porqué)

Anteriormente las decisiones tomadas sobre innovación eran de carácter individual, los científicos solían ser independientes. Hoy en día, son diferentes corporaciones las que llevan la tarea científica de una u otra manera, organizaciones privadas o públicas en algunos casos, pero siempre dependiendo del interés privado. Los científicos deben volver a ser nuevamente pensadores libres. Las decisiones sobre innovación, y por ende el futuro de nuestro planeta, deben ser trasladadas a un bien común y no a uno corporativo.

Un pensamiento similar a este leí hace unos días en una revista sobre innovación en palabra de Catia Bastioli, inventora de la ciudad de Novara, Italia. Ella creo los bioplásticos hace unas décadas. Nadie le prestó demasiada atención: un producto más caro y sustituto de algo que funcionaba bien, el plástico. Hoy, dado el interés generalizado en el cuidado del clima global y la presión pública sobre cualquier empresa o estado, toma mayor relevancia que nunca. Quizás Catia quería cambiar al mundo en los años 80 (que bendición los idealistas); hoy gracias a ello, tenemos una esperanza para sustituir los plásticos derivados del petróleo.

Y este es el punto. Que alguien quiera cambiar el mundo. Que alguien tenga una visión a futuro lejano, sabiendo lo que todo el mundo sabe (o no), y haciendo algo por ello. Acaso nadie sabía en los años 80 que se nos iba a acabar el petróleo, en algún momento? O acaso, nadie sabe hoy día que dentro de 10 o 100 años vamos a tener problemas de escases de agua potable?

Obliga a pensar, cierto?

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